Noche de Reyes 05-01-2013


No se recuerda en Campillo día tan "majestuoso" como este.

Hoy nos han visitado los Reyes Magos de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar. 

En los anales de la historia no hay constancia de su presencia física por estas tierras, pero al parecer, "Pinzón" les ha contado que los niños de Campillo se han portado bien este año y merecían que los Reyes les hicieran una visita. 



 En la iglesia se ha celebrado una misa en su honor y a ella han asistido todos los niños y sus papás que posteriormente se han acercado hasta sus majestades, los cuales han escuchado con atención todas las peticiones.

Por la noche, los Reyes han tenido que esperar un rato para repartir los regalos, ya que había algún niño que, por los nervios, no se podía dormir.

Finalmente pudieron repartir los regalos y salieron con su carroza hacia La Yunta.


¿No sé si conoceréis "La Historia del Otro Rey Mago"? ¡os la voy a contar!

Artabán, que así se llamaba, quedó en reunirse en el zigurat de Borsippa con Melchor, Gaspar y Baltasar, con el fin de realizar una larga travesía que les habría de llevar hasta la presencia del Niño Dios y así poderle ofrecer sus regalos.
Artabán era un mago sabio y bondadoso. Llevaba al Niño un diamante protector de la isla de Méroe, un pedazo de jaspe de Chipre y un fulgurante rubí de las Sirtes. En el camino hacia Borsippa tropezó con un hombre mayor al que unos bandidos habían dado una paliza y despojado de sus miserables pertenencias. Lo dejaron tirado, con varios huesos rotos y sin poderse valer por si mismo.
El rey se apeó de su montura y socorrió al anciano.
Entablillo sus huesos, limpió y curó sus heridas, lo alimentó y lo cuidó.
Transcurridos quince días, el hombre ya podía valerse por si mismo y le
dijo al rey que le estaba muy agradecido y que no debería perder más tiempo por su culpa.
El rey se despidió de él con un afectuoso abrazo y le obsequió con un paquetito envuelto en una tela raída y atado con una cuerda de cáñamo. El anciano beso sus manos y con los ojos llenos de lágrimas lo vio desaparecer en el horizonte. En su mano llevaba el paquetito que le había dado el rey. Lo desenvolvió y ante sus ojos apareció el resplandor del inmenso diamante que el rey llevaba para regalar al Niño Dios.
 
Cuando Artabán llegó a Borsippa, sus compañeros de viaje ya habían partido.
 
Artabán continuó su viaje en solitario y llegando a Judea se encontró una escena macabra. Los soldados de Herodes estaban por todos sitios, llantos de mujer y gritos desgarradores se oían por todas partes. Uno de estos soldados entró en una casa, arrebató un niño de los brazos de su madre y lo sacó a la calle para decapitarlo. La madre le suplicaba clemencia, pero el soldado obedecía órdenes de Herodes y no atendía a razones.
Artabán con voz poderosa, ordenó detenerse al soldado. Ante la sorpresa, el soldado levantó la cabeza y le pregunto: ¿y tu quién eres?. Arbatán ofreció el rubí de las Sirtes al soldado si permitía a la madre rescatar a su hijo y perdonarles la vida. El soldado dejó ir a la madre con su hijo, cogió el rubí y arrestó al rey, el cual fue encerrado en el palacio de Jerusalén.
 
Treinta años duró su cautiverio, a sus oídos llegaban noticias de prodigios, de doctrinas, de milagros....era el Rey de Reyes, la persona a la que él fue a adorar y las vicisitudes del camino se lo impidieron.
 
Ahora que lo dejaban libre, dicen que a Jesucristo lo van a crucificar. Se dirige hacia el Gólgota para ofrecer la adoración largamente postergada. Al pasar por una plaza, un mercader está subastando a una joven para liquidar las deudas de su padre. Artabán se apiada de ella y la última ofrenda que le quedaba, el pedazo de jaspe, es ofrecida para comprar la libertad.
 
Jesús muere en la cruz: tiembla la tierra, se abre el cielo y caen los muros del templo....
 
Una piedra golpea a Artabán y en su desvanecimiento se presenta una figura que le dice: "Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, estuve prisionero y me liberaste". Desorientado y exhausto pregunta:"¿Cuándo hice yo esas cosas?", a lo cual le responde: "Lo que hiciste por tus hermanos, lo hiciste por mí".
 
Con un suspiro por haber alcanzado finalmente su destino.........
con él, se elevó a los cielos.